viernes, 13 de abril de 2007

Gente patinando


Me gusta ver patinar a la gente. Todos girando en órbita fraternal. Es hermoso ver al ser humano conviviendo en armonía, bailando la misma danza. Ver la estela de las cuchillas en el hielo.
Cuando vamos al cine, antes de entrar a la sala, nos sentamos ante el enorme ventanal para observar a decenas de personas deslizándose sobre la blanca pista. Nos quedamos absortos mirando a una niña de cuatro años “andando” con pasos torpes y cayendo constantemente al suelo. Lo bueno de los niños es que les resulta muy sencillo levantarse cada vez que se caen, tal vez porque todavía no le dan demasiada importancia. Algunas parejas patinan de la mano en un esfuerzo por igualar su paso, pero con frecuencia eso les hace perder el equilibrio. Los solitarios patinan a su aire, unos con la torpeza del principiante y otros mostrando con gracia sus piruetas. Cada uno con su estilo personal: altivo, patoso, grácil, rudo. Bailan tranquilos en el escaparate ante los ojos de familiares y curiosos.
“Sous les patins si froids
D'une danseuse ébène
Tant de yeux restent coits
D'avoir connu la scène.

La neige sous son pied
Etincelle en hommage
Au doux baiser posé
Par la gracieuse image.

Miroir aux cents secrets,
La glace est magicienne,
C'est aussi un palais
Où les filles sont reines.

Tout ressemble aux lumières,
Quand le corps costumé
Aux flocons éphémères
Patine à s'envoler.”

“Bajo los patines fríos
de una danzante ébano.
Muchos ojos quedan prendados
de haber conocido la escena.

La nieve bajo su pie brilla
en homenaje
al beso dulce
puesto por la graciosa imagen.

Espejo de cientos secretos,
el hielo es mago,
y también un palacio
donde las niñas son reinas.

Todo se parece a las luces.
Cuando el cuerpo disfrazado
de los copos efímeros
patina para despegar.”

jueves, 12 de abril de 2007

Himno a la Belleza. Baudelaire.


"¿Qué abismos te condenan, qué cielos te redimen, Belleza? -Tu mirar infernal y divino derrama confundidos la caridad y el crimen: -Yo, que lo vi de cerca, lo he comparado al vino.

Un resplandor de aurora tus dos pupilas toca, te envuelven los perfumes del poniente brumoso, tus besos son un filtro y un ánfora tu boca que hacen cobarde al héroe y al niño valeroso.

¿Asciendes del abismo o bajas de los astros?. El demonio te sigue rendido a tu mirada; sangre o risa, al azar, vas dejando tus rastros y lo gobiernas todo, sin responder de nada.

Pisoteas los muertos que te han sido sujetos; el Horror es la más triunfante de tus joyas, y el Crimen, por la larga cadena de amuletos cuelga de tu cintura y en tu vientre lo apoyas.

Lo efímero, pasmado en su luz ardorosa, crepita, estalla y dice: ¡Bendigamos su alma!, el amante rendido a los pies de su dama, parece un moribundo que acaricie su fosa.

Que tus gracias el cielo o los infiernos labren, ¿qué me importa, Belleza, monstruo ingenuo y maldito, si tus ojos, tus pies y tu sonrisa me abren las deseadas puertas del ignoto Infinito?

¡Satánica o divina, ven! Angel o Sirena. ¿Qué me importa, si me haces -hada de ojos cambiantes, ritmo, perfume, luz, diosa mía serena, -más tolerable el mundo, más cortos los instantes?."

Me atrae la belleza que hay en el mundo. La Belleza que para los cristianos se identifica con la Bondad. El mundo es un lugar imperfecto porque lo vemos con una mirada humana, la única posible. La bondad comparte escenario con la violencia y la belleza con el horror. Es la eterna dualidad del Bien y el Mal que habita en la naturaleza humana. A pesar del enorme sufrimiento que estamos condenados a padecer, nos queda el consuelo de poder contemplar la Belleza.