miércoles, 5 de enero de 2011

Cuatro de enero



Es 4 de enero. Mi día de vacaciones dentro de las vacaciones de Navidad.

Bajo a Madrid en AVE entre la niebla. Llego a las 10:39. Primera parada unas orejeras. Hace mucho frío y me arrepiento de haber dejado la bufanda en casa. A las 11:20 entro en el Thyssen después de de un rato de hacer cola. La exposición atrae al gran público. Me dan entradas para las 13:15. Entro a la temporal de fotos de Mario Testino. Me gusta. Sensual. Mi retina se llena de ojos, labios, piernas y maravillosas telas. Un pastel para golosos de belleza.

Hago tiempo en la tienda ojeando algunas maravillas de la librería. Me tientan varios libros, entre ellos "Psicología del color". Solamente compro un regalo de Navidad que me faltaba. Me entra hambre y como tres croquetas y un zumo de naranja en un bar de la zona. A las 13:05 llega Sonia con sus brillantes ojos azules de siempre. Entramos en la exposición de los "Jardines impresionistas". Nos gustan 5 ó 6 cuadros. Me llama la atención "Puerta de sol en los Jardines de Luxemburgo" de John Sirgent Sargent. Hermosa combinación de colores: todo en negros, grises y blancos, salvo el rosa transparente del vestido de la mujer y las escasas flores de la izquierda. Hermoso el sol del atardecer, tan sutil, minúsculo y sin apenas luz.

Comemos en "Al Natural", restaurante vegetariano al que solía ir hace unos años. Es acogedor y la comida es sencilla y rica en vitaminas y colores. Hablamos de esto y de aquello, de proyectos y viajes para el 2011, que acabamos de estrenar. También de los avatares del trabajo. Tenemos previsto tomar el té en un local cercano pero está cerrado y nos vamos caminando a Fuencarral en busca de Bomec, el salón de té más grande de Europa (según he leído). En contra de toda lógica está también cerrado. Parece que en esta ciudad el té se toma a las 17:00 igual que en Londres. Pero a pesar de lo que pueda parecer estamos de suerte porque en la misma calle de San Joaquín, encontramos una joya con nombre extraño "Tipos infames" el cual recomiendo con entusiasmo. Es un local comercial convertido en paraíso: librería, enoteca, cafetería, sala de exposiciones. Para mayores y niños. Un espacio donde degustar la cultura. Compro un libro, tomamos una infusión y observamos como va entrando la gente. Parece que han elegido bien la localización del negocio. Nos deseamos suerte mutua con los presuntos infames pero encantadores tipos y nos decimos adiós.